miércoles, 10 de agosto de 2011

DRENAJE DE MINAS A CIELO ABIERTO


El agua transita por las diversas «esferas» que componen el planeta Tierra: se precipita desde la atmósfera, se incorpora al suelo, a las rocas y a los seres vivos, se escurre hacia los océanos y vuelve a la atmósfera. Es el llamado ciclo hidrológico, que puede ser presentado por un modelo de flujos y reservas. El mayor reservorio son los océanos, donde está almacenado 97,39% del agua del planeta, mientras que 2,01% corresponde a las reservas de los casquetes polares y apenas 0,60% a las aguas dulces continentales. De ellas, solamente 0,02% se encuentra en ríos y lagos y 0,58% en acuíferos. En cuanto a los flujos, se estima que el total anual de precipitación en todo el planeta (lluvia y nieve) sea del orden de 496 x 10 12 m3, siendo el volumen evaporado o producto de la transpiración de las plantas virtualmente igual (La Rivière, 1989).
 
Todas las actividades humanas de alguna manera interfieren con las aguas, y la explotación minera no es una excepción.

El estudio de los problemas de drenaje de minas tiene dos aspectos. El primero es el de mantener condiciones adecuadas de trabajo tanto a cielo abierto como en subterráneo, para lo que es frecuente la necesidad de bombeo de las aguas. Tal asunto no será tratado aquí por ser mucho más de carácter interno a la operación que a sus impactos sobre el medio ambiente. El segundo aspecto del drenaje en las minas es la gestión de las interferencias de la operación en la hidrosfera.

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